Al día siguiente, en la madrugada con los primeros rayos del sol Antonia y Ana gritaban entre los escombros, y eran rescatadas por un grupo de soldados y rescatistas que movían cuidadosamente vigas y escombros para no causar más daños ni poner en peligro a los demás.
Opa, Omi (abuelo, abuela) – gritaban las pequeñas a todo pulmón… solo ellas dos de muchos habitantes del edificio fueron rescatadas.
Fue sin duda un hito en la historia de la ciudad, ya que nadie hubiera pensado que día a día el imponente local de la plaza con sus escaparates, anaqueles, la trastienda y oficinas se fuera a convertir en un ejemplo de organización que todos envidiaban.
Atendiendo una señal discreta sobre la finalización de la audiencia, el Papa llamó a Francisco para la foto de rigor, la firma del pergamino con la bendición papal y una cálida despedida. Después de esto Francisco y Margarita abandonaron el recinto, obnubilados por la presencia divina, o esa magia espiritual que propagaba el pontífice. Se tomaron de la mano y caminaron hasta el hotel recogidos en silencio.
Mexico
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La Oficina de los Robles