Con diecinueve años de diferencia —en 1973 y en 1992—, los Robles hicieron el ensayo de buscar ayuda profesional y poner en manos de un tercero el análisis y diagnóstico de su compleja situación familiar y empresarial. Los negocios iban bien, pero la familia no.
Cada proceso arrancó en su momento, pero no concluyó en nada. Coincidieron con tiempos y momentos difíciles, en medio de mucha tensión y sin la voluntad de gran número de miembros de la familia para exteriorizar y compartir sus sentimientos con un tercero. Arrastraron sus pies hasta el lugar de las reuniones y no pusieron de su parte. Lo urgente desplazaba lo importante.
Había mucho polvo debajo del tapete, las conversaciones trajeron temas vedados, se generaron situaciones incómodas. Los asesores no lograron los resultados esperados. Estos y sus equipos se convirtieron en catalizadores de temas ya conocidos, pero de los cuales no se hablaba. «Elefantes en la habitación» una gran caja de Pandora.
Las entrevistas son parte fundamental de cualquier proceso de planeación en un grupo familiar. Por esta razón, la novela incluye fragmentos de entrevistas en los que se denota principalmente la distorsión profunda que puede existir entre la historia y la realidad de una familia a partir del relato y la creencia individual de de un personaje.
1973
Francisco, patriarca
Edad: ochenta y un años
[Francisco] No tengo problema en responder a sus preguntas, ilustre señor asesor, he aceptado iniciar este proceso porque como usted sabe, las hijas tienen un poder especial sobre los padres, esto ha sido mucha insistencia de Sofía y Victoria, pero vea usted, me toman cansado, como un león herido…
Sebastián, hijo mayor
Edad: cincuenta y cinco años
[Sebastián] Doctor o, ¿cómo le digo?
Con esta frase inició Sebastián, con aire retador y un lenguaje corporal desafiante. Aprovechando que la entrevista era en un salón reservado del club, había pedido un whisky, eran las tres de la tarde.
José, hijo menor de Francisco
Edad: cuarenta y siete años
De una planoteca con llave sacó un enorme diagrama impecablemente diseñado que confirmaba toda la información que le había dado Sebastián.
[Carlos] Permítame decirle, su hermano me explicó esto y es como si estuviéramos en un gran bosque, caminando entre los árboles. Con esto veo el bosque desde arriba, veo todo muy claro.
[José] Así es mi amigo. Mi padre y yo diseñamos toda esta estructura y el andamiaje operativo bajo tres principios: rigor, disciplina y orden.
Sofía, hija de Francisco
Edad: cuarenta y nueve años
… Sobre mi padre: mi padre llegaba a la casa y saludaba fríamente a mi madre, se cruzaban un par de palabras, reclamos, ironía, nunca frases de cariño, ni un «qué bueno que hayas llegado». En vez de querer estar con ella, o con sus hijos, su único objetivo era sumergirse en el trabajo, y más trabajo, en reuniones, algunas de ellas reales, otras no, en súbitas escapadas, muchas de ellas clandestinas, o sencillamente, negar la existencia de una vida íntima, una vida de pareja, una vida familiar, para seguir lo que de verdad le gustaba, el trabajo.
Finalmente, señor asesor, no sé si esto sea con usted. Es que a mí siempre me da pena preguntarle al abogado de «la oficina» o molestar a José por estas cosas. Pero verá, yo vivo muy bien, no tengo problemas de ningún tipo y tengo mis cositas, todo me lo administra José. Mi papá me regaló hace muchos años un apartamento en París, si me muero quiero que sea de Elena, mi sobrina, pero con una condición, que para el momento en que lo reciba esté casada por los cánones de la Iglesia y con un hombre de bien.
Gabriel, hijo de José
Edad: veintidós años
Gabriel salió de la universidad y se dirigió a «la oficina» para su cita con Carlos, quien lo entrevistaría. Digno hijo de su padre fue amable y cortés y agradeció que a tan corta edad se le tuviera en cuenta.
…
[Gabriel] Uy, qué pregunta tan difícil… Yo quiero ser José. Yo quiero ser alguien que ayude a esta familia a crecer, a ser unida, a mejorar, a dejar al lado los asuntos personales, las peleas y los rencores para ir un poco más allá. Para eso pienso que me debo casar con una mujer que me ayude y me apoye, formar una familia y construir a partir del ejemplo. Eso sí, también tengo que estudiar, acá primero y luego un posgrado. Quiero hacer pasantías en «la oficina» y luego trabajar con mi papá.
[Carlos] Impecable. Mil gracias Gabriel, me encantó conocerlo.
Ana, hija de Sebastián
Edad: treinta y un años
Ana no quiso salir de su casa. La condición pactada con los asesores es que las reuniones se llevarán a cabo en lugares neutrales, una sala de juntas de «la oficina», o en el club. No fue posible, pero Carlos, paciente y cortés aceptó. Llegó a la casa con una caja de galletas para el té que le había ofrecido a Ana.
La entrevista duró poco. Al igual que su padre marcó una actitud retadora y descortés desde el primer minuto.
[Carlos] Me reuní con su padre hace unos días, una grata charla en el club.
[Ana] Sí, yo sé. Si usted ya habló con él, no sé qué quieren saber de mí. Si a él y a mi tío Francisco lo marginan de todo, se podrá imaginar qué papel puedo jugar yo.
1992
Sebastián - Hijo mayor de Francisco
Edad: setenta y cuatro años
[Sebastián] Me hicieron esta misma entrevista hace casi veinte años, yo no creo en estos procesos, vengo obligado y no tengo nada que decir.
Si ustedes son los mandaderos de José y sus hijos, les pueden decir que no queremos nada hasta que José devuelva las acciones que se robó. Nuestros abogados tienen instrucciones muy claras.
Nota del asesor:
Entrevista corta e inconducente. El entrevistado denota avanzado grado de alcoholismo, facciones propias de esta tipología, incoherencia en su discurso.
Sebastián falleció pocos años después de la fallida entrevista por complicaciones derivadas de su condición de alcoholismo avanzado.
José - Hijo menor de Francisco
Edad: sesenta y seis años
Mis hermanos están alcoholizados, y hoy por hoy no son seres pensantes. De hecho, me dijeron que Francisco fue bastante displicente con usted y que la entrevista no duró más de diez minutos. ¿Es eso cierto?
[Asesor] Sí, así lo es.
[José] Esto hace que nuestra contraparte hoy por hoy esté liderada por los hijos de Ana y Antonia, que crecieron con el ejemplo de sus abuelos y bisabuelos Cipriano. Ellos son de una generación que no tiene nada que perder y que se jactaría de un triunfo legal como forma de terminar el statu quo.
Gladys - Hija de José
Edad: treinta y seis años
[Asesor] Cuénteme de su padre, José.
…
[Gladys] Quiero a mi padre con toda mi alma, pero son muchos los reclamos que le tengo. El primero de ellos, haberme dado cuenta de que sus amoríos con Rocío venían de mucho antes de que falleciera mi madre, hace ya diez años. ¿Cómo puede mi papá enviudar y casarse tan rápido? ¿Cómo puede hacerlo con una señora que fue su amante, a la que además deja embarazada? ¿Cómo puede mi papá casarse con una señora tres años mayor que yo? Si yo saliera de acá para la casa de mi papá, tengo que encontrarme a una tipa que podría ser mi compañera de universidad, que hoy maneja a su antojo la casa que fue de mi mamá hasta hace muy poco. Y además encontrarme con dos pequeños de ocho y cinco años, que mi papá creo nunca ha alzado y que son criados por choferes y niñeras.
Elena, hija de José
Edad: veintitrés años
Entrevista telefónica desde Madrid.
…
[Elena] A mi hermano se lo llevaron a un supuesto intercambio. Bajo la genialidad y recursividad con la que se maneja todo en esta familia, de la misma manera como contrabandearon a mis primas alemanas…
[Asesor] ¿Perdón?
Me voy porque timbraron, pero lo dejo con esto. En mi núcleo familiar, como lo llamamos, somos dos bandos. Los grandes y los pequeños. Gabriel, Manuel y Gladys son un grupo, y manejan todo, incluyendo a mi papá. Nosotros somos los «miserables», o los relegados. No molestamos, no nos metemos con nadie y entre los tres somos buenos amigos.
Chao, ¡me fui! Gracias por escucharme.
Antonia, hija de Francisco
Edad: cincuenta años
Luego de un corto y frío saludo, sin mediar palabra con el asesor, Antonia empezó a hablar.
Francisco, mi papá tiene setenta y cuatro años y está cansado, él se negó a este ejercicio, sus razones tendrá, pero si de algo me acuerdo es de que por la época en la cual la abuela Margarita abandonó al abuelo, también hicieron un proceso de estos. Así de disfuncional será esta familia. Sé que mi tío Sebastián vino y se ofuscó, no creo que hablar con un asesor sirva de mucho, y sé que citaron a mi hijo de veinte años. ¿Esto se lo inventó José? No entiendo a qué estamos jugando.
Tomó su bolso y se marchó sin despedirse.
Antonio, hijo de Antonia
Edad: veinte años
[Asesor] Hola Antonio, ¿cómo estás?
[Antonio] Bien gracias, mis abuelos y mi mamá no querían que viniera, pero yo creo que es importante que yo le cuente cosas, por eso vine.
…
Tocaron a la puerta y era un conductor, que dijo con voz firme:
—Joven Antonio, su mamá está abajo. Le manda a decir que baje inmediatamente.
La entrevista terminó.